La historia del castillo de Ribes
Guerras, conquistas, avances en la sociedad medieval, música y arte… el castillo de Ribes es uno de los claros protagonistas de nuestro rico legado histórico. Descubre toda la historia que atesoran sus muros:
Los inicios accidentados del castillo
Aunque no se conocen sus orígenes exactos, la primera vez que aparece documentado este castillo es en la carta de franqueza y poblamiento que recibió el pueblo de Ribes de manos del obispo Vives (974-995) y que data del año 990.
Este documento otorgaba trato de favor a los habitantes de Ribes para con su señor feudal. Esta distinción, que servía para potenciar el crecimiento de ciertas zonas y/o tratar de evitar su migración, se hicieron muy populares en el ecuador de la Edad Media. Sin embargo, Ribes fue uno de los pioneros en recibir este privilegio en todo el territorio catalán junto con Cardona y Montmell.
El castillo estuvo ligado al obispado de Barcelona desde sus inicios, ejerciendo como sede de la capital en las tierras del Garraf. Sin embargo, no podemos conocer mucho más del edificio que aquí se emplazaba originalmente ya que fue arrasado por Almanzor en una de sus razias por la zona allá en el año 985.
Las primeras ocupaciones del castillo
Una vez reconstruido, el castillo de Ribes fue ocupado por el vizconde Geribert de Barcelona debido a un conflicto con el obispado. Pese a que este murió en 1020 la fortaleza siguió ocupada hasta el 1039 primero por Ermengarda de Barcelona, la mujer de Geribert, y posteriormente por su hijo, Folc Geribert, quien devolvió el castillo al clérigo.
Poco duró en manos del obispado ya que en 1041 el castillo fue invadido por Mir Geribert, hijo menor del vizconde de Barcelona, y que estuvo allí durante casi 20 años.
La llegada de la familia Ribes y retorno al obispado
En 1060 el castillo de Ribes fue recuperado por Guislabert, un primo de Folc y Mir que durante su época de vizconde de Barcelona apoyó las revueltas de su primo para, posteriormente como obispo, reconquistar de nuevo el territorio en nombre de la iglesia. Este devolvió la fortificación al obispado central de Barcelona quien, a su vez, decidió encomendársela a la familia Ribes.
Esta familia, parte clave de la historia de Sant Pere de Ribes, estuvo en el castillo hasta principios de 1389. A partir de entonces el enclave volvió a manos del obispado, que se hizo cargo de él hasta el 1836.
El castell de Ribes se convierte en la casa de un artista
Tras más de un siglo de desuso y con gran parte de su estructura ya perdida, en 1970 el castillo pasa a ser el hogar del bailarín, coreógrafo y virtuoso de la castañuela José de Udaeta. Este célebre artista de los 50, 60 y 70 llena el castillo de arte y carácter, respetando en todo momento la arquitectura y ornamentación original del castillo.
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